domingo, 15 de abril de 2012

¿Torturarías a alguien si te lo ordenasen?

Este post podría ser el guión de una de las películas de la saga Saw. Esa en la que un psicópata vestido de muñequito aparece en una pantalla diciéndole a alguien eso de "¿Quieres jugar a un juego? O matas al que tienes enfrente o te mueres".

Es el momento de una reflexión personal. En este momento te pregunto:

¿Serías capaz de torturar a una persona si alguien te lo ordenase? 

Recuerda lo que has decidido. Al final del artículo te lo preguntaré de nuevo y es posible que cambie tu respuesta.

En el '63, Milgram hizo un experimento que le hizo famoso. Consistía en probar hasta qué punto la gente se sometía a la autoridad. Para ello diseñó un experimento en el que dos personas creían participar en un experimento sobre la memoria. Una de ellas debía memorizar una serie de palabras y la otra le preguntaba y cuando respondía mal, este último le daba descargas eléctricas cada vez más fuertes.

Realmente el experimento no era sobre la memoria. El que respondía las preguntas era un actor. No recibía ninguna descarga. El conejillo de indias era, sin saberlo, el que hacía las preguntas. El actor, desde el otro lado de la pared, comenzaba a gritar y a pedir que parase el experimento cuando las descargas comenzaban a ser fuertes, llegando a los lamentos y la súplica. ¿Pararía el encuestador? La respuesta es que muy pocos de ellos pararon. Muchos dudaban, pero la figura de autoridad del propio Milgram diciéndoles que continuaran hacía que esa persona siguiese dándole descargas cada vez más fuertes a la otra persona.

¿Queréis ver una versión actual del experimento de Milgram?


Este documental se llama "El Juego de la Muerte" y muestra muy bien una versión actualizada a los nuevos tiempos del experimento de Milgram. En ella le dan un aspecto de concurso de televisión, con una presentadora famosa, público, concursantes, productores, cámaras, animadores... Este es un poco más interesante que el experimento de Milgram porque tiene aspectos más ricos que el original, como las exhortaciones que utiliza, ligeramente diferentes, pero el resto del experimento es igual al original. Os recomiendo que veais el documental antes de seguir leyendo, al menos la primera mitad, ya que voy a hacer referencias directas a cosas que ocurren en él.

¿Por qué obedecemos ciegamente a la autoridad?

Lo primero que tenemos que entender es: qué es la autoridad y el estatus y para qué sirve.

En los seres vivos, hay una lucha constante por recursos escasos. En los seres humanos, ya vimos por ejemplo el conflicto que puede haber entre diferentes hermanos por la atención y recursos que los padres destinan a cada uno de ellos, denominado inversión parental. También vimos la lucha por parejas reproductivas, también un recurso bastante escaso. Pero podríamos hablar de muchos otros, como un ascenso en el puesto de trabajo, un buen asiento en el cine, no tener que esperar la cola en el control de pasaportes de los aeropuertos o en los restaurantes... o las guerras por el territorio, el control de una fuente de agua, petroleo, gas, minerales escasos como el coltran, oro, plata, litio, diamantes...

La lucha por estos recursos limitados en algunos animales se resuelve mediante la agresión física. Se lucha y el ganador se queda con el control sobre ese recurso. Sin embargo, esto conlleva muchos riesgos. Tanto para el vencedor como para el vencido. El vencido puede arriesgarse a la muerte o a heridas graves por nada, y el vencedor se expone también a heridas que le harán más vulnerable en futuras luchas o que pueden infectarse y llevarle a la muerte en un futuro cercano, aun habiendo ganado esa pelea.

Los animales sociales sin embargo, han desarrollado un sistema que evita muchos enfrentamientos y sus costes para ambos contendientes: el estatus. En un conflicto por un recurso, aquel con mayor estatus se queda con el control del recurso limitado y no hace falta discutir. Esto evita muchas luchas innecesarias, muchas heridas y mucho estrés en el grupo. De esta forma se pueden mantener grupos más grandes y estables con los que hacer frente a peligros externos, como depredadores, otros grupos que compitan por los mismos recursos, etc. A mayor tamaño, mayor protección. Pero tiene un inconveniente... para aquel que está por debajo en la escala social no es una situación óptima, y por tanto, su objetivo será conseguir fuerzas y apoyos suficientes para poder competir con el que tiene mayor estatus y arrebatarle esa posición. Estar por debajo de alguien es sólo algo temporal, tanto para uno como para otros, pero hace que mientras no estemos listos para ganar un enfrentamiento, no luchemos.

¿Qué pasa en nuestro cerebro?

Hay dos neurotransmisores que están directamente relacionados con la negociación de estatus. Uno es la serotonina, que se dispara cuando alguien que está por encima en la escala social gana un enfrentamiento. El segundo es el cortisol, la hormona del estrés, que se dispara cuando alguien pierde un enfrentamiento por estatus. Estas dos hormonas están muy intimamente relacionadas con una dimensión de la personalidad en concreto: la estabilidad.

Este aumento de cortisol en los individuos subordinados hará que estos estén motivados a escalar socialmente, precisamente para aliviar el estrés que provoca. Como hemos visto ya en varios artículos, una exposición continuada al estrés (cortisol) puede tener efectos muy negativos. Desde depresión hasta un desarrollo menor de ciertas partes del cerebro (cortex prefrontal e hipocampo). En Handbook of Evolutionary Psychology (p.676) explican como en declaraciones y testimonios anteriores de los autores de la matanza en el instituto de Columbine, denunciaban y se quejaban de los abusos, desprecios y estrategias de dominación social que ejercían continuamente los chicos y chicas más populares contra ellos, sometiéndoles a un estrés y a unos sentimientos de inferioridad y presión que tuvieron las consecuencias ya conocidas por todos.

También, según el sexo, las estrategias para la negociación del estatus pueden ser muy diferentes. Las mujeres, como hablamos en otro artículo, tenderán a buscar apoyos sociales en caso de un conflicto, debido a sus niveles más elevados de oxitocina, y los hombres tenderán a estrategias más individualistas (aunque no excluyentes, ya que también pueden buscar apoyos en otros miembros del grupo) de "huir o luchar", debido a los mayores niveles de testosterona. Esto puede verse en la vida cotidiana como en el caso de las mujeres las negociaciones de estatus y las agresiones sueles ser más a nivel social, por medio de búsqueda de alianzas, socavación del estatus del enemigo, cotilleos, etc. Y en el caso de los hombres, los enfrentamientos son más a nivel físico, aunque también existen las conspiraciones.

Sin embargo, aquellos que están en el poder también pueden llevar a cabo estrategias para disuadir a aquellos que están por debajo de enfrentarse a la autoridad. Unas estrategias intentarán convencer a los subordinados de que no serán capaces de ganar en un enfrentamiento directo, podrán buscar alianzas con otros individuos también bien posicionados en la jerarquía, podrán también ceder parte de los recursos para que los disfruten aquellos que tengan un estatus más bajo, con el fin de que piensen que no es necesario un enfrentamiento para acceder a esos recursos... Las estrategias en uno y otro sentido son muy diversas.

Estas negociaciones por el estatus y la jerarquía comienzan de muy pequeños. Los bebés ya muestran estrategias de negociaciones de estatus en la lucha por el control de recursos, como juguetes, atención, etc. Se ha visto que los niños con mayor estatus utilizan una estrategia mixta de agresión y búsqueda de alianzas con otros niños (Handbook of Evolutionary Psychology p.839).

De más mayores, las personas utilizamos todo tipo de señales para mostrar el estatus que tenemos cada uno. Desde coches deportivos, joyas, tacones, bolsos de diseño, gafas Ray-Ban, polos de marca, togas, uniformes, títulos universitarios... Cualquier elemento que señalice autoridad a un grupo social que lo entienda como tal, puede ser una buena inversión, ya que nos va a evitar enfrentamientos por el control de recursos. De hecho, a menor estatus, más dinero se está dispuesto a pagar por señales que muestren un estatus mayor. Sin embargo, esto nos puede salir mal, ya que en caso de enfrentamiento real, si no demostramos que realmente merecemos esos marcadores o el estatus que mostramos tener, seremos vistos como fraude, una de las degradaciones más dañinas y de las que más cuesta recuperarse socialmente. Y la buena/mala noticia es que los humanos tenemos adaptaciones y módulos neuronales especialmente diseñados para detectar engaños y fraudes sociales. Para hacer una analogía, imaginaos lo que hace una tarjeta de aceleración gráfica en un ordenador con los videojuegos 3D. Los humanos tenemos nuestros propios circuitos especialmente diseñados para esa función. Como una tarjeta gráfica, pero para detectar fraudes y engaños. Hablaré de ellos en otra ocasión.

Esto explicaría por qué la gente obedece a la figura de autoridad. El no verse capaces de ganar el enfrentamiento, los niveles bajos de serotonina, las señales de autoridad de la presentadora, la presión del público, el estrés que produce en enfrentamiento con la autoridad por culpa del cortisol... todo ello hace que no se atrevan a rebelarse contra la autoridad. Pero hay un reducido grupo que sí que lo hace. De los 80 concursantes del experimento, hubo 16 que no quisieron llegar hasta el final. Que se enfrentaron a la autoridad, en contra de lo que sus neurotransmisores le decían, en medio de un gran estrés.

¿Por qué? ¿Son gente excepcional?

Para entender por qué, tenemos que hablar de la moral. De lo que está bien y de lo que está mal. Para ello, tengo que presentar los diferentes estados del desarrollo moral presentados por Kohlberg y en la actualidad aceptados por una gran parte de la comunidad científica en el campo de la psicología del desarrollo.

Este modelo se basa en el desarrollo en fases para diferenciar lo que está bien y lo que está mal y como tenemos que comportarnos. Consta de 6 estados que van aprendiéndose desde la infancia y que luego cada persona aplica de manera diferente a lo largo de su vida en diferentes escenarios. Vamos a verlos y vamos a entender también como cada una de las exhortaciones que hace la presentadora ataca estados diferentes del desarrollo moral.
  1. El primer estado es evitar el castigo. Es el primero en aparecer en los niños y algunas personas no superan este estado moral, como es el caso de los psicópatas. La única motivación de hacer algo que no vaya en favor de su propio beneficio es el miedo a un futuro castigo. Este nivel moral es el más básico y se activa cuando la presentadora del programa hace la exhortación de "si te plantas, tendrás que atenerte a las consecuencias". 
  2. Altruismo recíproco o egoísta. Este segundo estado es posterior al primero en el desarrollo del niño, y viene marcado por el "yo te dejo un juguete para que tu me dejes uno tuyo". Es la base del altruismo recíproco y de la regla de oro en la que se basan la mayoría de las leyes morales y religiones mayoritarias, ya sea en su versión positiva (trata al prójimo como a ti mismo) o en su versión punitiva (ojo por ojo, diente por diente). Este nivel moral se activa cuando la presentadora hace la exhortación de "en 10 minutos te lo agradecerá". Es lo mismo que decir "aunque sea difícil sigue adelante y él te lo agradecerá". 
  3. Conformidad. En este estado se busca cumplir con la conformidad social y comportarse conforme con lo que se espera de uno. Es lo que Kohlberg llama el estado del "buen chico". Este estado se activa cuando la presentadora le pregunta al público. Si recordáis el artículo que escribí sobre conformidad social, este es un estado moral muy poderoso, tanto que muy pocos se atreven a contradecirlo. 
  4. La ley es la ley. Este estado viene marcado por acatar y seguir las leyes. Aquí se cumple con las leyes y normas morales. Este es el estado que se activa cuando la presentadora dice "es tu turno, tienes que continuar" o "las reglas del juego dicen que tienes que continuar". La persona en este estado moral no se plantea la justicia de la ley, sino que se limita a seguirla.
  5. Contrato social. Aquí el individuo empieza a plantearse la legitimidad de la ley, aunque sin incumplirla. Este es el estado al que llegan la mayoría de los participantes en el concurso. Se plantean que están haciendo algo mal, que están torturando a un ser humano, pero son incapaces de enfrentarse a la autoridad para incumplir la ley, es decir, las normas del programa. Esto no ocurre con los psicópatas, que no llegan a este estado. Para llegar a este estado se necesita disponer de empatía y el pensamiento crítico. 
  6. Principios éticos universales. Este es el estado mayor de moralidad y es el que utilizan las pocas personas que son capaces de enfrentarse a la autoridad e incumplir unas normas que ellos consideran injustas. Son capaces de aceptar las consecuencias de no cumplir la ley, de rebelarse contra leyes injustas, de iniciar revoluciones pacíficas, de luchas por lo que consideran justo sin buscar un beneficio personal. 

Después de todo esto, te voy a hacer la misma pregunta.
  • ¿Si te ordenasen torturar a alguien, serías capaz de decir que no?
  • ¿Serías capaz de traicionar millones de años de evolución de grupos sociales y enfrentarte a alguien de mayor estatus que tú?
  • ¿Serías capaz de no escuchar tus niveles más bajos de serotonina?
  • ¿Serías capaz de controlar los niveles de cortisol y adrenalina y el estrés que inunda tu torrente sanguíneo y tu cerebro en el momento del enfrentamiento a la autoridad?
  • ¿Serías capaz de silenciar los 5 primeros estados morales que te han enseñado desde niño?
Esto tiene muchas consecuencias. Imagínate que eres un policía y tu jefe te ordena cargar contra una manifestación. O eres un militar y tu jefe te ordena disparar contra una multitud. O eres un encargado de unos grandes almacenes y tu jefe te ordena que aprietes más a tus subordinados. ¿Serías capaz de decir no? Especialmente es estos entornos donde la gente es entrenada para seguir órdenes, es casi imposible negarse. No hace falta ser un psicópata, ni un sádico para apretar el gatillo.

El experimento de Milgram intentaba explicar por qué en la Alemania nazi gente normal, sin ningún tipo de trastorno que le confiriese una crueldad fuera de lo corriente, era capaz de hacer las barbaridades que hicieron. Hoy en día podemos encontrar muchos otros ejemplos. Algunos tan graves como los de la Alemania nazi, como los niños soldado de África, los soldados "aliados" disparando a periodistas (en este caso, podemos ver en el vídeo como muestran algunos rasgos similares a los del experimento de Milgram y el juego de la muerte, como la risa) o los verdugos que ejecutan las penas de muerte en los países en los que aún está vigente. Otros ejemplos son menos graves, pero no faltos de crueldad, como el experimento de la cárcel de Stanford, las cargas policiales contra estudiantes, menorespersonas discapacitadas, etc.


La buena noticia es que, como comentan en el documental, este último estado de desarrollo moral se puede aprender. Las personas podemos aprender a decir no ante la injusticia. Hay personas que ante las injusticias han decidido hacer algo, como es el caso de Bradley Manning con el ejército de Estados Unidos, quien viendo las injusticias que estaban haciendo decidió denunciarlo vía Wikileaks.


O como es el caso de las asambleas y acciones anti-desahucio, quienes consideran la ley injusta y son capaces de enfrentarse a cargas policiales, multas e incluso detenciones por luchas por lo que ellos creen que merece la pena cambiar.


Espero que si has leído hasta aquí te plantees en alguna ocasión qué estado moral estás utilizando y al menos sepas que siempre existe la opción de decir NO.

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